¡Qué maldito calor hace en este pueblo de mierda!
Hacía 2 días que había llegado a San Sebastián y ya detestaba este pueblo. Su gente, un vivo retrato feudal, compuesto por hacendados respingados de poca monta, ignorantes campesinos, señoras ataviadas hasta el cuello con prendas pesadas como si viviéramos en la Londres Victoriana, niños de "buenas familias" siempre groseros y contestones, harapientos bastardos de prostitutas como mendigos proliferaban por las calles. Los ricos y pudientes llegaban en grandes camionetas que a duras penas cabían entre las estrechas calles, siempre demostrando su superioridad social y "moral" en el pueblo. Los menos pudientes, todos ignorantes e ignorados, esperando cualquier motivo para ahogarse en alcohol, despilfarrando el pago de la semana como jornaleros. Postal dantesca de las realidades de los sistemas centralistas.
Obviamente habían personajes importantes y destacados; encabezando la pirámide social estaba la familia Febres Bolívar: supuestos descendientes de los fundadores del pueblo, fueron los que trajeron la hermosa reliquia de talla florentina de San Sebastián El Mártir, semi desnudo, afeminado y atravesado por flechas en su abdomen, como si de una impía mujer embarazada se tratase. Algunas crónicas apócrifas hacen referencia del mártir cuentan que se trataba de una mujer perteneciente a una de las primeras sectas cristianas que quedó encinta tras mantener relaciones con un alto funcionario romano, pero entonces este funcionario recibió una profecía donde se le advertía que un hijo de su sangre le daría muerte, socavando los cimientos de la gran Roma. Presa del pánico, el oficial mandó a un pelotón a fusilarle con una lluvia de saetas, engañando así al destino. Con los siglos se dio a conocer la historia de esta mujer, pero tratando de encontrar imágenes de santidad, los primeros católicos encontraron dicha crónica pero decidieron cambiarla de manera dramática pues: no podían haber santas impuras, además la historia podía referirse a un segundo mesías, lo que perturbaría los planes de todos por igual; tras este panorama, se decidió cambiarle el sexo al mártir y dejar las cosas tal y como todavía se conocen.
Vale la pena destacar que actualmente, este ícono religioso es reconocido en algunos círculos como el santo patrono de los homosexuales, ya que su pueril imagen y delicadas facciones le hacen parecer un chico amanerado.
Siguiendo con la escalera social, a la gran familia fundadora le sigue la iglesia, suerte de poder ejecutivo, legislativo y judicial en un pueblo olvidado por dios, el diablo y el sistema público. La gran catedral ubicada en el centro del pueblo, frente a la afrancesada Plaza Bolívar (única obra de gran envergadura y hecha con presupuesto central, durante el gobierno de Guzmán Blanco, que llegó a construirse e estas tierras). El máximo exponente era el cura, el Padre Ramón, un hombre de dios de unos 60 años, obeso, siempre sudoroso; varias veces lo veía cruzar de largo a largo la plaza, procurando descansar un poco bajo la sombra de un árbol, entre jadeos y profusas emanaciones que bañaban su maltrecho rostro de grandes cachetes lampiños, prominente papada y nariz gruesa y rojiza, digna de un alcohólico. Más que un célibe religioso, parecía un cerdo babeante. Pero, a pesar de su grotesco aspecto era el líder de la comunidad y el más querido, tenido como hombre piadoso pero con mano firme con los pecadores. Conocedor de todos los secretos de San Sebastián y el único con el poder suficiente como para que la alcaldía asfaltara o pintara la plaza si la gente lo exigía.
Tras el cura estaba la alcaldía, la prefectura, la jefatura y toda institución de aparente presencia de sistema gubernamental civil. El Alcalde era la única figura que se elegía a través de la votación "directa", "secreta" y "universal", cosa que en un pueblo donde el promedio de abstención es el 70%, más del 20% de sus habitantes no tiene cédula y donde siempre se conoce con una semana de antelación quién será el que ocupe el cargo, tras la famosa fiesta en casa de los Fébres Bolívar. Vale la pena destacar en este punto que, el día que llegué, me quedé en casa de mis "Tíos" y "Primos" en la finca de los Jérez, surgió el tema de las castas en el pueblo, me explicaron que ellos tenían por "Derecho" Acceso al primer círculo, debido a que estaban emparentados con los Febres Bolívar por la familia materna, su mamá (y mi abuelastra, por darle un nombre)Doña Flora Pérez Rincón, era hija de José Pérez Bolívar y Leticia Jaimes Vargas; Los más viejos todavía frecuentaban a los Febres Bolívar, pero los más jóvenes detestaban este tema, así que se alejaron mucho de eso, pero conocían a fondo todo el sistema:
-Mire Primo- Me dijo el primo Alejandro Jerez- Acá a al alcalde y a los funcionarios le firman su contrato en la casa de los Febres Bolívar.
-¿Cómo es eso?
- ¡Ha pues!, muy fácil…- contestó la prima María Luisa- Los partidos políticos tienen su casa en las afueras del pueblo y les pesa el culo venir a hacer campaña, entoces dos de las familias más importantes se postulan por los principales bandos y obtienen la candidatura a punta de cobres.
-Claro, patrocinio.
-¡Coño primo!... Que forma tan "Política" de decirlo- continuó Alejandro- al final todo se trata de comprar el coroto. Claro está, siempre viene la parafernalia de la campaña, los discursos y todo eso.
Completó María Luisa: - Se besan viejitas, se cargan carajitos, se hacen romerías, se reparte comida y bastante caña.
-Bastante pan y circo- dije
-Así es primo, pero lo más importante es lo que pasa tras bastidores, tal como pasa en los Circos, ¡María Luisa! Tráete otras frías…
-Huy si, mira que esto va pa' largo, mejor te acomodo el cuarto y mañana te vas para la pensión.
-¡Excelente!- exclamé emocionado, estos primos estaban bastante divertidos, y tener de primera mano los cuentos de un pueblo como éste era lo que mi morbo desnutrido necesitaba.
-¡Gracias hermana!, ¿Por donde estaba?...
- En el Circo…
-¡Claro! El Circo. Acá en San Sebastián el Jefe de ceremonias es el Cura, la alcaldía y la prefectura son los payasos, las beatas son las malabaristas, los hacendados (todos emparentados de una u otra forma) son los equilibristas, pero el dueño de la carpa es Don José Antonio Febres Bolívar el "dueño" del pueblo <mejor no preguntes por qué todos los primogénitos varones se terminan llamando Febres Bolívar porque la historia es bastante escabrosa>…
-No te preocupes, lo podemos dejar para otro día, pero ¿Qué hacen estos Febres Bolívar con las elecciones? ¿las amañan?...
-No primo, la cocinan.
-¿Hacen un Guiso?
-No, más bien una fiesta con carne en vara, cachapas y mucho escocés
-Bueno, eso es antiguo en el sistema político nacional…
- Si, eso es cierto, pero acá es donde todo cambia, esa noche, los candidatos y sus familias deben ofrecer proyectos que engorden la riqueza de la familia durante el período de gobierno y más, y el que ofrezca lo mejor es el ganador sin importar que voten o no.
-¡Perro hermano!- exclamé- ¡Que rudo!
Entonces regresó María Luisa: -Así como lo escucha primo <por cierto ya está listo su cuarto>
-Gracias prima, y a todas estas ¿Qué hizo el actual alcalde para ganarse los favores?
-¡Qué más!, consiguió el permiso, el terreno y la mitad de los fondos para construir ese horrendo mamotreto a las afueras de la carretera llamado "Casino San Sebastián"
-¡Claro! Pero, ¿No les da pérdidas?... Me van a disculpar, pero está en el medio de la nada esa vaina.
-¡Huy Primo! Esa vaina da plata que juega garrote, vienen de todas partes a hacer grandes apuestas, pero lo más grande es el sistema de prostíbulo que manejan
-¿Prostíbulo?, pero estemos claros eso es algo muy normal.
-Claro que es normal, pero este es un prostíbulo muy discreto y muy especializado… Allá pasan cosas que no imaginas…
Si algo estoy seguro es que soy muy morboso y si una situación como esa no me la podía imaginar tendré que ir por mis cuentas, pero no mañana.
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